El palo de lluvia es un instrumento de origen amazónico-andino, construído originalmente con cactus o bambú, relleno de semillas o piedrecitas, y al que se le clavan palitos formando una helicoide a lo largo de todo el tubo. Si se inclina suavemente, el sonido que produce se asemeja a la lluvia o al agua cayendo, y si se agita enérgica y rítmicamente (en el aire o golpeando el suelo) sirve como “shaker”.
Personalmente, me encanta este instrumento por su fácil manejo (hasta para niños muy pequeños) y por su versatilidad. Como instrumento de pequeña percusión, lo he utilizado en acompañamientos rítmicos (modo “shaker”) y también en temas con un tempo o carácter muy calmado (modo “lluvia”). Pero tiene otros muchos usos. Los que yo suelo darle, con niñxs, son los siguientes:
- Para invitar al silencio y/o a prestar atención.
- Como acompañamiento en cuentos, historias o poesía, en las que llueve, hay un río, aparece el mar… o incluso cuando un personaje llora.
- Como recurso auditivo para la relajación individual o en grupo (actividades de respiración, visualizaciones…).
- Como elemento relajante en rincones de calma y mesas de la paz (Montessori).
Por otra parte, para que el palo de lluvia suene a “lluvia” 🌧, es necesario que la persona gestione sus movimiento de una manera muy suave y fluída, por lo que, motrizmente, ayuda a trabajar el control y la pulsión corporal.
Y tú, ¿conocías este instrumento?¿lo sueles utilizar en clase?¿de qué manera?
Te leo en comentarios.
Un abrazo,
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